11 signos y síntomas de daño hepático

El hígado es un órgano de color marrón rojizo. Es el órgano interno más grande. El hígado está ubicado en el lado derecho sobre el abdomen y debajo del diafragma. Es un órgano muy importante y el más poderoso ya que realiza 500 funciones diferentes. Algunas de las funciones principales son la producción de proteínas, el metabolismo de las grasas, el metabolismo de la glucosa, las infecciones y la purificación de la sangre de las toxinas.

El hígado puede dañarse por la infección con virus, toxinas y productos químicos específicos. La mejor calidad de hígado es que cuando una pequeña parte se daña, puede regenerarse. Cualquier problema con el hígado provoca alteraciones en las funciones del hígado, lo que se conoce como mal funcionamiento del hígado. El daño hepático se puede tratar en la etapa inicial y puede regresar para realizar sus funciones normales. Mientras que en otros casos, es difícil tratar el daño hepático. Por lo tanto, es necesario conocer los signos y síntomas del daño hepático, que si se notan de manera temprana demostrará ser útil en el tratamiento clínico de la afección.

11 signos y síntomas de daño hepático

El daño hepático leve muestra signos y síntomas inespecíficos, como sensación general de cansancio y fatiga. A medida que progresa el daño hepático, los síntomas se vuelven más graves a medida que las toxinas se acumulan en el cuerpo. A veces, incluso afecta el cerebro y conduce a problemas de salud mental. La persona se adormece y experimenta picazón intensa .

El daño hepático se asocia con los siguientes signos y síntomas:

Fatiga y debilidad

El cansancio es el síntoma más común experimentado en caso de daño hepático. La fatiga afecta a la persona con problemas hepáticos tanto física como mentalmente.

Pérdida de apetito como una señal de daño hepático

El hígado dañado no funciona bien, como resultado, el proceso de digestión se ve afectado. A menudo, hay indigestión y la sensación es desagradable. Esto hace que el cerebro envíe señales al cuerpo de que la persona no tiene hambre para evitar que el cuerpo se tome la molestia de la digestión. Por lo tanto, hay pérdida de apetito. Esto conduce a una rápida pérdida de peso y es un síntoma alarmante de daño hepático.

Ictericia como síntoma de daño hepático

Ictericia es una afección médica en la que la piel, las uñas y el blanco de los ojos se vuelven de color amarillo. Se debe a un aumento de los niveles de bilirrubina (un pigmento biliar) en el torrente sanguíneo. La bilirrubina es el subproducto de los glóbulos rojos viejos degradados y es de color amarillo. Es procesado por el hígado y se elimina como un producto de desecho a través de la orina. Cuando hay daño hepático, la bilirrubina no se procesa y no se elimina del cuerpo debido a lo cual se acumula en la sangre. Los niveles excesivos de bilirrubina (hiperbilirrubinemia) causan coloración amarillenta de la piel, la orina adquiere un color oscuro y las heces son de color pálido. En casos extremos, causa problemas al cerebro. La ictericia disminuye solo cuando la función del hígado mejora.

Cambios en las heces como un signo de daño hepático

Daño al hígado causa alteración en las deposiciones. Resulta en estreñimiento, síndrome del intestino irritable y cambios en el color de las heces.

Piel que pica

Uno de los signos más comunes de daño hepático es irritación de la piel o picazón en la piel o prurito. La superficie de la piel adquiere un aspecto espeso y con comezón. Esto conduce a parches inusuales de piel oscura y de color pálido en diferentes áreas del cuerpo.

Moretones como un signo de daño hepático

El hígado disminuye o la producción de proteínas de coagulación se detiene debido al daño hepático. Como resultado, hay una mayor tendencia a hematomas o sangrado.

Recuento bajo de plaquetas

Las plaquetas son el tipo de células sanguíneas que ayudan a la coagulación. Las personas con daño hepático tienen bajo recuento de plaquetas conocido como trombocitopenia. Esto afecta el proceso de coagulación de la sangre en la persona que experimenta moretones con facilidad.

Náuseas como síntoma de daño hepático

El daño hepático a menudo conduce a la indigestión y al reflujo de ácidos. Hay una capacidad disminuida para procesar y eliminar toxinas del cuerpo. Esto causa malestar estomacal y produce náuseas y vómitos que pueden ser persistentes.

Daño hepático que causa hinchazón abdominal

El hígado produce una cantidad de proteínas importantes. Una de las funciones de las proteínas es mantener el equilibrio osmótico. El daño hepático conduce a la deficiencia de las proteínas. En consecuencia, esto conduce a una retención excesiva de líquidos en las cavidades del cuerpo y se denomina edema. Cuando el líquido se retiene en el abdomen, se llama ascitis. Produce un aumento anormal en el tamaño del abdomen y aparece como hinchazón abdominal. La ascitis es un síntoma común en la cirrosis hepática y es frecuente en casos crónicos.

Además del abdomen, hay edema en las piernas, los tobillos y los pies. Los diuréticos se usan en el tratamiento de la retención de líquidos, que conducen a la micción y a la eliminación del exceso de líquidos del cuerpo.

Dolor abdominal como signo de daño hepático

El daño hepático causa dolor abdominal, especialmente en el abdomen superior derecho o en el lado inferior derecho de las costillas. Es un dolor palpitante que se vuelve intermitentemente intenso. El dolor puede aliviarse temporalmente con medicamentos.

Encefalopatía como un signo de daño hepático

Debido al daño hepático, hay un aumento en la retención de sustancias tóxicas en la sangre. Estas sustancias se acumulan en el cerebro y reducen su función. Esta condición se llama encefalopatía hepática. Lleva a la pérdida de la memoria, la confusión y la pérdida de la conciencia a corto plazo.

Además, otros signos y síntomas incluyen:

Los problemas en el metabolismo de las grasas provocan un rollo de grasa en la parte superior del abdomen y una acumulación de grasa en otras partes del cuerpo.

Conclusión

El hígado es un órgano vital de nuestro cuerpo. Cuando se observan signos y síntomas, es importante tratar el hígado dañado lo antes posible. Si no se trata, dará lugar a una enfermedad grave llamada cirrosis que, en última instancia, provocará insuficiencia hepática. En tales casos, este órgano no puede repararse y el trasplante puede ser la única opción.

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