La nefritis por lupus es una causa importante de morbilidad y mortalidad en pacientes con (Lupus eritematoso sistémico) LES, que tiene un impacto directo en la supervivencia de estos pacientes. El uso de un tratamiento inmunosupresor agresivo ha mejorado la esperanza de vida renal y del paciente. Los objetivos de esta terapia inmunosupresora son la obtención de una remisión temprana, evitando la aparición de exacerbaciones y la progresión a insuficiencia renal crónica con la mínima toxicidad posible.
El lupus eritematoso sistémico (LES) es una enfermedad autoinmune y multisistémica que afecta principalmente a mujeres jóvenes; Sin embargo, el 10-20% de los pacientes debutan en la infancia. Es una de las enfermedades reumáticas más frecuentes en la infancia. La investigación revela que la edad de inicio de la enfermedad puede modificar la expresión clínica de la enfermedad.
Los estudios internacionales sobre el lupus eritematoso sistémico en niños muestran que la supervivencia ha mejorado de forma progresiva. En los años 50 y 60, se registraron tasas de 5 años entre 17.5% y 69% y, en los últimos 6 años, hasta el 100%.
Los factores que han contribuido a esta progresión son diversos, como el reconocimiento temprano de la enfermedad, el uso cuidadoso de esteroides, los tratamientos más agresivos, como la ciclofosfamida intravenosa, el uso de nuevos fármacos inmunosupresores, la prestación de mejores cuidados de apoyo en terapia intensiva, más eficaz Tratamientos para enfermedades cardiovasculares e hipertensión arterial, disponibilidad de diálisis y trasplante renal, etc.
Por otro lado, cuando hay un aumento en la esperanza de vida en pacientes con LES (aumento en la supervivencia a 5 años) surgen complicaciones secundarias a la cronicidad de la enfermedad y al tratamiento, como hipertensión, retraso del crecimiento, enfermedad pulmonar crónica, Alteraciones gonadales, y daño renal.
El LES que comienza en la infancia y la adolescencia tiene un peor pronóstico, en comparación con el comienzo en la edad adulta. En general, los niños tienen una enfermedad más activa al inicio y durante el seguimiento.
Además, tienen una mayor incidencia de daño renal que progresa rápidamente, con una incidencia de enfermedad renal del 80% frente al 53% en los niños, en comparación con lo que ocurre en los adultos. Esto explica el uso de tratamientos más agresivos y el mayor daño acumulativo asociado con altas dosis de esteroides en este grupo de edad. El pronóstico mejora cuando se utilizan racionalmente tratamientos más agresivos.
Sobre la nefritis de lupus
La nefropatía es una manifestación frecuente y grave de lupus eritematoso sistémico (LES). Generalmente se desarrolla durante los primeros cinco años después del diagnóstico y su prevalencia es del 60% en adultos y del 80% en niños con lupus eritematoso sistémico. Además, tiene un impacto directo en la supervivencia de los pacientes con lupus. Sin embargo, gracias al diagnóstico temprano, los avances terapéuticos y la prevención de complicaciones derivadas del tratamiento, la supervivencia de los pacientes con nefritis lúpica (LN) ha mejorado en los últimos 40 años. Mientras que en la década de los cincuenta, la tasa de supervivencia a cinco años en pacientes con LN fue cercana al 0%, en la década de los noventa la supervivencia fue de 83% a 92% a los cinco años y de 74% a 84% a los diez años. Por otro lado, entre el 10% y el 27% de los pacientes con nefritis lúpica, particularmente aquellos con glomerulonefritis proliferativa,
Aunque la supervivencia ha mejorado dramáticamente en pacientes con LN proliferativa focal y difusa, su tratamiento estándar establecido por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) se ha asociado con varios efectos adversos, principalmente el desarrollo de neoplasias, infecciones y falla gonadal prematura. Sin embargo, las nuevas terapias son alentadoras porque tienen una eficacia similar o mayor y menos toxicidad. El manejo de la proliferativa focal NL (clase III), difusa (clase IV) y membranosa asociada con lesiones de clase III (Vc) o Clase IV (Vd) es la misma, ya que ambas tienen un pronóstico similar y constan de dos fases. La primera, o inducción de remisión, cuyo objetivo es la remisión del proceso inflamatorio renal y evita la progresión a la cronicidad. La segunda fase es el mantenimiento de la remisión, El objetivo es prevenir la aparición de nuevas exacerbaciones renales. La remisión renal se define como la estabilización o mejora en la función renal, la presencia de un sedimento urinario inactivo, proteinuria <1 g / día y normalización (idealmente) del complemento C3 durante al menos seis meses.
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Soy un Neuroanestesiólogo y Especialista en el Tratamiento del Dolor. Me otorgaron el Premio Nacional de Medicina 2018. Soy CEO y fundador de la Unidad Internacional del Dolor de Madrid y editor de Journal Pain Management and Therapy. También es asesor y crítico del AIUM (Instituto Estadounidense de Ultrasonidos en Medicina) y miembro del Comité Organizador de las World Pain Conferences.
Tengo más de diez años de experiencia con terapias regenerativas que incluyen células madre mesenquimales, plasma rico en plaquetas, factores de crecimiento, transferencias de grasa y ácido hialurónico. Inicié Dolor-drdelgadocidranes.com para difundir el conocimiento y la conciencia.