Los alimentos tienen un papel preponderante en el tratamiento y prevención de la enfermedad del hígado graso no alcohólico, siendo las recomendaciones actuales la disminución del peso corporal y la modificación de la dieta. Entre los cambios se puede mencionar una menor ingesta de calorías (dieta hipocalórica), un mayor consumo de fibra, un menor consumo de carbohidratos simples, un menor consumo de grasas saturadas, un mayor consumo de grasas omega 3 y eliminar completamente el consumo de bebidas alcohólicas.
¿Cómo puedo prevenir la aparición de hígado graso?
Las dietas hipocalóricas que proporcionan entre 1200 y 1500 calorías, tienen como objetivo lograr una disminución gradual y segura del peso corporal en aquellos pacientes con sobrepeso u obesos, ya que se ha demostrado que las dietas muy bajas en calorías <800 calorías pueden resultar en muy rápido pérdida de peso que conduciría a una complicación de esta enfermedad debido a la mayor producción de sustancias nocivas (cuerpos cetónicos) y al aumento del riesgo cardiovascular.
Incluya fibra dietética, que puede encontrar en granos enteros (arroz integral, pasta integral, harina de avena, pan integral), frutas y verduras dentro de la dieta habitual. Se recomienda su dieta para reducir el colesterol y retrasar el aumento de la glucemia ( azúcar en la sangre) que resulta en una menor liberación de insulina por el páncreas, lo que ayuda a controlar la resistencia a la insulina que generalmente ocurre en pacientes con hígado graso no alcohólico. Junto con lo anterior, vale la pena mencionar el mayor poder de saciedad que presentan estos alimentos, lo que ayudaría en el tratamiento del sobrepeso y la obesidad.
Por el contrario, los carbohidratos simples, que se encuentran en azúcar, fructosa, miel, mermelada, confitería, helados, refrescos y en general todos aquellos productos que contienen azúcar entre sus ingredientes, producen un rápido aumento de la glucemia. El resultado es una mayor liberación de insulina por el páncreas que favorecerá el depósito de mayores cantidades de grasa en el hígado, lo que agravará esta enfermedad.
Las grasas saturadas se encuentran principalmente en productos de origen animal, como mantequilla, productos lácteos enteros, quesos maduros, embutidos, embutidos y cortes de carnes grasas (lomo veteado, costillas de cerdo, cordero). Está claramente establecido que las dietas con un alto consumo de grasas saturadas aumentan el depósito de grasa en el hígado, junto con un aumento de los factores de riesgo cardiovascular, como la disminución del colesterol HDL (colesterol bueno) y el aumento del colesterol total y LDL (colesterol malo) Debido a esto, es aconsejable reducir el consumo de grasas saturadas en menos del 10% de las calorías totales consumidas en el día.
Los ácidos grasos omega-3 son un tipo de grasa poliinsaturada que encontramos principalmente en los alimentos marinos, como el pescado y el marisco, pero también encontramos en algunos alimentos de origen vegetal como el aceite de canola y los frutos secos como las almendras.
El efecto positivo de estas grasas en la dislipidemia y la resistencia a la insulina se ha demostrado ampliamente, por lo que este componente de la dieta debe estar presente en la alimentación del paciente con hígado graso no alcohólico por el consumo promedio de pescado o marisco 2 a 3 veces Semana y el uso diario de aceite de canola o el consumo de 3 a 4 frutos secos.
Los efectos beneficiosos incluyen:
- Disminución de los triglicéridos, ácidos grasos libres, glucemia e insulina en la sangre.
- Prevención de la resistencia a la insulina.
- Disminución de la acumulación de grasa en el hígado.
Otro tipo de grasa saludable que puede marcar la diferencia en el tratamiento dietético del hígado graso sin alcohol, son las grasas monoinsaturadas que podemos encontrar en alimentos como el aceite de oliva, el aceite de canola, las aceitunas y el aguacate. Este beneficio se ha demostrado claramente cuando el consumo de estas grasas reemplaza parcialmente la ingesta de grasas saturadas.
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Soy un Neuroanestesiólogo y Especialista en el Tratamiento del Dolor. Me otorgaron el Premio Nacional de Medicina 2018. Soy CEO y fundador de la Unidad Internacional del Dolor de Madrid y editor de Journal Pain Management and Therapy. También es asesor y crítico del AIUM (Instituto Estadounidense de Ultrasonidos en Medicina) y miembro del Comité Organizador de las World Pain Conferences.
Tengo más de diez años de experiencia con terapias regenerativas que incluyen células madre mesenquimales, plasma rico en plaquetas, factores de crecimiento, transferencias de grasa y ácido hialurónico. Inicié Dolor-drdelgadocidranes.com para difundir el conocimiento y la conciencia.