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¿Es curable la endocarditis bacteriana?
Antes de la era de los antibióticos, la mortalidad debida a la endocarditis era prácticamente del 100%. En las últimas décadas, los avances más importantes en el campo de la endocarditis infecciosa han sido los siguientes:
- La mejora en la identificación del agente causal, el estudio de la sensibilidad a los antibióticos y el control de la terapia con antibióticos.
- La aparición de la ecocardiografía, constituyendo una ayuda diagnóstica incuestionable y permitiendo un seguimiento muy preciso de la lesión valvular secundaria a endocarditis y su impacto en la hemodinámica. Actualmente, la ecocardiografía transesofágica es la técnica más adecuada para el estudio de pacientes con endocarditis.
- El hallazgo de que existen tres tipos de endocarditis que deben evaluarse y tratarse de manera diferenciada: endocarditis en la válvula nativa, endocarditis en prótesis valvulares y endocarditis en usuarios de drogas inyectables.
- Se han descrito las indicaciones para el tratamiento quirúrgico, logrando una reducción significativa en las cifras de mortalidad.
El tratamiento se puede resumir fácilmente: 4 a 6 semanas de administración intravenosa de uno o más antibióticos bactericidas para el microorganismo infectante. Debemos utilizar medicamentos bactericidas, por vía parenteral, a dosis suficientemente altas y durante un tiempo lo suficientemente largo como para lograr la esterilización de la vegetación, que generalmente se encuentran en la endocarditis, además de prevenir la recurrencia y la erradicación de posibles focos metastásicos. Los principios generales del tratamiento son: identificación del organismo causante, determinación in vitro de la sensibilidad y uso del antibiótico de elección.
La terapia con antibióticos es inicialmente empírica (cuando se desconoce el microorganismo causal). Más tarde, el tratamiento se selecciona para atacar las bacterias específicas aisladas en hemocultivos. El hemocultivo es un cultivo microbiológico de la sangre. Esto se usa para descubrir microorganismos causales.
El antibiótico más adecuado se elige de acuerdo con el tipo de bacteria que se encuentra en las válvulas.
La cura bacteriológica depende directamente de la sensibilidad del microorganismo al antibiótico. En la endocarditis bacteriana no complicada, generalmente no es difícil obtener una respuesta favorable en términos de mejoría sintomática, negativización de hemocultivos y desaparición de la fiebre. La cura, sin embargo, es más difícil de obtener, porque dentro de las vegetaciones hay una gran población bacteriana (del orden de 108-1010 microorganismos por gramo de tejido) con una actividad metabólica reducida y protegida de las células fagocíticas debido a las acumulaciones de plaquetas y fibrina, esto influye en que las bacterias se consideran sensibles a varios antibióticos, en el contexto de una endocarditis relativamente resistente.
Tratamiento quirúrgico
En los casos más graves, cuando hay destrucción de la válvula cardíaca debido a una infección La cirugía de cambio de válvula es necesaria, lo que significa implantar una válvula artificial.
La cirugía, asociada con el tratamiento con antibióticos, ha contribuido a la mejora del pronóstico de ciertas formas de endocarditis.
En este momento, las indicaciones de cirugía se consideran en la fase activa de la infección, la aparición de uno de los siguientes criterios principales:
- Insuficiencia cardíaca progresiva o grave .
- Infección por germen difícil de tratar o sepsis incontrolada.
- Abscesos u otras complicaciones supurativas intracardíacas.
- Episodios embólicos múltiples.
- Dehiscencia u obstrucción de la válvula protésica.
Tratamiento quirúrgico precoz, determinación oportuna de el agente causal, la efectividad de los tratamientos antibióticos y los avances logrados en la circulación extracorpórea y las técnicas de protección del miocardio han permitido largos períodos de paro cardíaco anóxico sin daño isquémico y, con ello, la realización de reparaciones seguras y efectivas de lesiones cardíacas extensas.
Mortalidad debido a la cirugía es más del 26%, los factores de riesgo de mortalidad más importantes son: la presencia de un absceso miocárdico y la insuficiencia renal. La supervivencia a los 5 años entre los pacientes dados de alta es del 71%, los 10 años del 60%, con el riesgo de reoperación a los 5 y 10 años del 23% y 36%, respectivamente.
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Soy un Neuroanestesiólogo y Especialista en el Tratamiento del Dolor. Me otorgaron el Premio Nacional de Medicina 2018. Soy CEO y fundador de la Unidad Internacional del Dolor de Madrid y editor de Journal Pain Management and Therapy. También es asesor y crítico del AIUM (Instituto Estadounidense de Ultrasonidos en Medicina) y miembro del Comité Organizador de las World Pain Conferences.
Tengo más de diez años de experiencia con terapias regenerativas que incluyen células madre mesenquimales, plasma rico en plaquetas, factores de crecimiento, transferencias de grasa y ácido hialurónico. Inicié Dolor-drdelgadocidranes.com para difundir el conocimiento y la conciencia.