Meningitis tuberculosa: causas, síntomas, diagnóstico, tratamiento, prevención, efectos secundarios.

La meningitis es una inflamación de las membranas (meninges) que rodean el cerebro y la médula espinal. La meningitis tuberculosa (TB) es el resultado de una infección bacteriana que invade los tejidos y las membranas que rodean el cerebro y la médula espinal. La infección generalmente está presente en otros lugares; particularmente los pulmones, en el cuerpo y eventualmente se extiende a las meninges a través del torrente sanguíneo.

En algunas áreas, la prevalencia de tuberculosis es alta y el riesgo de meningitis tuberculosa también aumenta particularmente en niños pequeños. En algunos países, la incidencia de meningitis tuberculosa es muy baja.

¿Cómo se produce la meningitis tuberculosa?

La meningitis tuberculosa es causada por la tuberculosis, que es una infección bacteriana cuyo microorganismo causal es Mycobacterium tuberculosis. Cuando hay tuberculosis pulmonar u otros sitios en el cuerpo, la infección puede diseminarse al cerebro y a las meninges.

Algunas personas que tienen un mayor riesgo de meningitis tuberculosa incluyen

  • Personas que padecen tuberculosis pulmonar (TB de pulmones) )
  • Personas con un sistema inmune debilitado debido a ciertas drogas, cirugías, enfermedades u otras infecciones como el SIDA.
  • Uso excesivo de alcohol

¿Cómo se transmite la tuberculosis?

La tuberculosis es una infección bacteriana contagiosa que se propaga por el aire. La infección afecta particularmente a los pulmones; las secreciones respiratorias u orales de una persona infectada pueden propagar la infección por medios comunes. La tuberculosis pulmonar u otros sitios en una persona infectada puede causar meningitis tuberculosa, cuando la infección llega al cerebro y a las meninges.

¿Cuáles son los síntomas de la meningitis tuberculosa?

La presentación inicial puede tener síntomas inespecíficos durante la período prodrómico y la persona puede tener malestar, fiebre, fatiga y dolor muscular. Estos síntomas pueden durar de pocos días a algunas semanas. Los signos y síntomas específicos de la meningitis pueden aparecer con fiebre alta y dolor de cabeza intenso, rigidez en el cuello náuseas o vómitos asociados, aumento de la sensibilidad a la luz, alteración del estado mental o confusión.

Algunos síntomas adicionales que pueden observarse incluyen Aumento de la irritabilidad, mala alimentación o aversión a los alimentos, aumento del letargo, alteración de la conciencia y se pueden observar posturas corporales inusuales, como el arqueamiento de la cabeza y el cuello hacia atrás. En bebés, la mancha blanda en la cabeza o fontanelas puede verse abultada.

Algunas características de presentación, especialmente en bebés y niños que pueden necesitar atención médica urgente incluyen llanto agudo, alimentación deficiente, fiebre persistente e irritabilidad o llanto.

¿Cómo se diagnostica la meningitis tuberculosa?

El médico evalúa a fondo los síntomas y signos junto con la historia clínica. El examen clínico se realiza para detectar fiebre, rigidez en el cuello y estado de alerta mental.

Se pueden ordenar exámenes de laboratorio y hemocultivos para determinar la presencia del microorganismo causal. Se pueden solicitar pruebas cutáneas y otras investigaciones específicas para la tuberculosis.

Se puede realizar una punción lumbar o punción lumbar para recoger el líquido cefalorraquídeo (LCR), que se toma para un análisis detallado. El examen CSF incluye varias pruebas que detectan ciertos parámetros como proteínas, glucosa y recuentos de células, lo que ayuda a confirmar el diagnóstico exacto y la causa de la infección.

Se realizan estudios de imágenes como radiografía de tórax, tomografía computarizada de la cabeza. En algunos casos puede ser necesaria una biopsia de cerebro o meninges.

¿Cómo se trata la meningitis tuberculosa?

El enfoque del tratamiento de la meningitis tuberculosa debe considerar el tratamiento de la infección, los síntomas relacionados y las complicaciones asociadas. La terapia antimicrobiana se administra para tratar la infección de tuberculosis que incluye medicamentos como rifampicina (RIF), isoniazida (INH), pirizinamida (PZA) y estreptomicina (SM). Estos son de particular importancia en el tratamiento de la meningitis tuberculosa o la meningitis por TB porque pueden ingresar en el líquido cefalorraquídeo (LCR) y ayudar en el tratamiento de la inflamación meníngea.

A veces, también se pueden usar corticosteroides, dependiendo de la gravedad de la infección y los síntomas asociados problemas como hallazgos neurológicos focales, alteración de la conciencia, aumento de la presión intracraneal o encefalopatía tuberculosa.

Para ciertos casos complicados como hidrocefalia obstructiva o problemas neurológicos, se puede considerar el drenaje o la colocación de derivaciones.

¿Cuáles son los efectos secundarios o complicaciones de ¿Meningitis tuberculosa?

Las complicaciones de la meningitis tuberculosa o la meningitis tuberculosa pueden ser graves y deben ser tratadas adecuadamente. Algunos de los efectos posteriores incluyen daño cerebral, acumulación de líquido entre el cerebro y el cráneo o derrame subdural, hidrocefalia, convulsiones o pérdida de la audición. A veces, la infección puede causar un aumento de la presión intracraneal, que puede provocar un daño cerebral permanente e irreversible.

Prevención de la meningitis tuberculosa

La meningitis tuberculosa o la meningitis tuberculosa se pueden prevenir mediante el control de la infección tuberculosa. La vacuna BCG puede ofrecer protección contra algunas formas de tuberculosis y ayuda en la meningitis tuberculosa. Para los niños que viven en áreas donde esta infección es más común, la vacuna BCG es una vacuna importante en el programa de inmunización recomendado.

Otro factor importante para prevenir la meningitis tuberculosa o la meningitis es controlar la propagación de la tuberculosis de las personas infectadas. Como la tuberculosis es contagiosa, se deben tomar las medidas preventivas necesarias. Se debe seguir una higiene personal como cubrirse la nariz y la boca; se debe garantizar la ventilación adecuada de las salas y, en algunos casos, se puede requerir el aislamiento de la persona infectada.

El tratamiento de las personas con infección tuberculosa no activa es igualmente importante. Dichos casos deben identificarse a tiempo y debe iniciarse un tratamiento apropiado además de otras medidas preventivas. Para todas las personas bajo tratamiento de tuberculosis, es importante completar el curso prescrito de tratamiento, para lo cual se deben considerar los programas de educación y concientización del paciente.

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