¿Es la hepatitis autoinmune una enfermedad rara?

¿Es la hepatitis autoinmune una enfermedad rara?

La hepatitis autoinmune es una enfermedad hepática crónica, poco frecuente y de causa desconocida. La causa es una alteración de la respuesta inmune del paciente, que destruye las células hepáticas e inflama el hígado. Por lo general, tiene un curso crónico con brotes de actividad potencialmente graves. Si la situación continúa, aparece un proceso de cicatrización o fibrosis en el hígado que conduce a cirrosis e insuficiencia hepática . El pronóstico de la enfermedad mejora mucho cuando los pacientes son tratados con medicamentos que disminuyen la respuesta inmune y la inflamación (inmunosupresores).

Puede afectar a todas las edades y ambos sexos, pero es más común en mujeres entre 10 y 50 años de edad. En más del 40% de los casos, se presenta como un episodio de hepatitis aguda, incluida la hepatitis fulminante, y esto suele ocurrir más en niños o jóvenes. Los posibles síntomas son malestar, cansancio, falta de apetito, ictericia.(coloración amarillenta de la piel y mucosas) y alteraciones en la menstruación. En otras ocasiones, no produce síntomas o solo una sensación de cansancio y la enfermedad se descubre por la presencia de transaminasas elevadas (enzimas hepáticas) en un análisis realizado por otra razón. A veces se descubre cuando la cirrosis hepática se ha desarrollado debido a sus complicaciones, como ascitis (acumulación de líquido en el abdomen) o hemorragia digestiva debido a várices esofágicas. También se puede llegar al diagnóstico cuando se estudia a pacientes con otras enfermedades autoinmunes.

Diagnóstico

Requiere excluir otras causas de enfermedad hepática, como hepatitis viral (hepatitis A, B o C), daños por drogas, tóxicos o alcohol, enfermedades metabólicas como la esteatohepatitis no alcohólica y enfermedades por deposición de metales (hereditarias) como la enfermedad de Wilson o hemocromatosis. . El diagnóstico se establece mediante los datos de los laboratorios, la biopsia y los síntomas del paciente. En los estudios analíticos, se destacan las elevadas transaminasas, a veces como si fueran hepatitis aguda. La presencia de inmunoglobulinas elevadas (hipergammaglobulinemia) es especialmente constante, especialmente con la elevación de la llamada IgG. Se detectan títulos altos de autoanticuerpos (anticuerpos producidos por el organismo contra sí mismo), como los anticuerpos antinucleares (ANA),

Estos autoanticuerpos se consideran marcadores diagnósticos de la enfermedad, pero no son específicos de ella. Además, no hay correlación entre el título o la elevación de los autoanticuerpos y la gravedad de la hepatitis autoinmune. En el estudio de la enfermedad, es recomendable realizar una biopsia de hígado, que generalmente destaca la alta actividad inflamatoria y las abundantes células plasmáticas en el tejido hepático. La sospecha diagnóstica de hepatitis autoinmune se apoya en el hecho de que los pacientes tienen otra enfermedad autoinmune asociada (tiroiditis autoinmune, por ejemplo) y también la respuesta favorable al tratamiento inmunosupresor.

Tratamiento

El objetivo del tratamiento es prevenir la progresión de la enfermedad. Los especialistas están de acuerdo en que el tratamiento inicial de esta enfermedad será con corticosteroides (prednisona, metilprednisolona), en dosis variables, para lograr la remisión de la enfermedad. Los corticosteroides tienen efectos secundarios, algunos solo cosméticos (cara de luna llena, aspecto del vello corporal, abdomen grueso) y otros más relevantes, como disminución de la masa ósea (osteoporosis), diabetes y presión arterial alta, entre otros. La mayoría cede al detener las drogas. Para evitar estos efectos secundarios, se puede iniciar el tratamiento con corticosteroides a dosis más bajas de lo habitual, asociando otro fármaco inmunosupresor, como la azatioprina. Una vez que se haya logrado la remisión o inactivación de la enfermedad, se suspenderán los corticosteroides. Continuar con la azatioprina como el mejor tratamiento de mantenimiento para prevenir la reactivación. La azatioprina también puede tener efectos secundarios como la depresión de la médula ósea, por lo que es esencial realizar periódicamente análisis de sangre (glóbulos blancos y rojos, plaquetas, transaminasas, etc.), mientras dure el tratamiento.

Conclusión

La hepatitis autoinmune es una enfermedad infrecuente de curso insidioso caracterizada por una inflamación crónica del parénquima hepático de etiología desconocida. En su etiopatogenia, los desencadenantes ambientales y la falta de tolerancia parecen estar influenciados en pacientes genéticamente predispuestos que conducen al ataque del parénquima hepático por linfocitos T.

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Soy un Neuroanestesiólogo y Especialista en el Tratamiento del Dolor. Me otorgaron el Premio Nacional de Medicina 2018. Soy CEO y fundador de la Unidad Internacional del Dolor de Madrid y editor de Journal Pain Management and Therapy. También es asesor y crítico del AIUM (Instituto Estadounidense de Ultrasonidos en Medicina) y miembro del Comité Organizador de las World Pain Conferences.

Tengo más de diez años de experiencia con terapias regenerativas que incluyen células madre mesenquimales, plasma rico en plaquetas, factores de crecimiento, transferencias de grasa y ácido hialurónico. Inicié Dolor-drdelgadocidranes.com para difundir el conocimiento y la conciencia.

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